La mayor parte de la actividad económica y social se da en un espacio donde convive el 68% de la población. El resto, sufre altos índices de desigualdad.
Hasta 2012, solo el 12.3% del territorio salvadoreño concentraba la mayor parte del desarrollo económico generado en el país, según el estudio “Territorios funcionales en El Salvador”, realizado por el Programa Dinámicas Territoriales Rurales (RIMISP).
Este análisis clasifica los 262 municipios en 218 territorios funcionales con base a los niveles de interacción económica y social de sus habitantes. Es así como se determinó que en 27 territorios salvadoreños (el 12.3% de esta clasificación que agrupa a 71 municipios), dichas interacciones son más frecuentes cuando los habitantes del municipio “A” se trasladan a trabajar al municipio “B” o viceversa, mientras que en 191 territorios, las personas viven y trabajan a la vez, explicó el presidente del Banco Central de Reserva (BCR) y coautor del estudio, Óscar Cabrera.
“La concentración demográfica y económica en los territorios urbanos de El Salvador determina una estructura económica con inversiones y oportunidades desiguales”, indica el estudio.
Los alcances del desarrollo en el ámbito territorial son evaluados con diversos indicadores, tales como: la pobreza, niveles de educación, cobertura de salud y seguridad ciudadana.
De esta forma, los territorios con un nivel de urbanización arriba del 50%, donde se genera la mayor parte de la dinámica económica y social, concentran al 68% de la población del país, mientras que en los 191 territorios restantes (la mayoría, rurales), persisten altas tasas de analfabetismo, desnutrición y deficiencias en la enseñanza, lo cual mina su productividad, ingresos y oportunidades.
La situación de esos 191 territorios se vuelve más preocupante tomando en cuenta que en ellos se concentran 192,000 hogares que practican la agricultura familiar, puesto que al no estar “vertebrados” con otros territorios, tienen más dificultades para salir adelante, lo cual se refleja en que la riqueza generada por su actividad suele quedarse en manos de los intermediarios, dijo Cabrera.
“Son hogares propensos ante un desastre natural a caer en la pobreza relativa o a caer incluso en pobreza extrema”, mencionó. De ahí la importancia, según el funcionario, de fomentar políticas de desarrollo territorial que alcancen a estos estratos, ya que el estudio muestra desigualdades en temas como el acceso a empleo.
“Entre 2005 y 2012, el 74% del empleo no primario se ubicó en los territorios urbanos mientras un 17% se distribuye en los territorios urbanos alto-rural (con más del 50% de urbanización); por su parte, los territorios que presentan mayor ruralidad no participan en las actividades localizadas en los sectores industria y servicios”, señala el texto.
Acorde a ello, el estudio revela que entre 1992 y 2007, la Población Económicamente Activa (PEA) creció 20.5% en territorios urbanos. Por el contrario, dicha población reportó una caída del 11.9% en zonas rurales en el mismo período.
20.5%
Entre 1992 y 2007, la Población Económicamente Activa (PEA) creció un 20.5% en las zonas urbanas.
68%
La mayor actividad económica y social del país se da en un espacio donde convive el 68% de la población.
Fuente: Diario El Mundo
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